Amelia
Gaitán
Artista visual, educadora y mediadora cultural
Mi práctica se sitúa en la intersección del arte contemporáneo, la educación y la mediación cultural. A través de la pintura, el vídeo y la investigación plástica, exploro procesos de aprendizaje, identidad y la relación entre cuerpo, materia y memoria.
Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, ya durante mi formación universitaria comencé a interesarme por la relación entre mujer, arte, cuerpo y sujeto de producción, desarrollando el TFM Maruja Mallo. ¿Artista feminista o feminista y artista?, donde abordé la figura de la mujer en la creación artística y sus condicionantes sociales. Posteriormente, realicé un Máster en Investigación en Arte y Creación por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente complemento mi formación con el Máster en Formación del Profesorado (UEx), desde donde profundizo en el potencial del arte como herramienta pedagógica y transformadora.
Paralelamente, he completado formación en marketing digital, lo que me ha permitido comprender desde dentro los procesos que influyen en la percepción, la atención y las emociones en el cerebro humano. Esta perspectiva ha resultado clave en proyectos donde analizo cómo los discursos publicitarios y las redes sociales condicionan la representación emocional, la identidad y la percepción de la realidad.
Durante el máster en investigación, desarrollé un proyecto centrado en la reconfiguración de los discursos publicitarios, apropiándome de ellos y resignificándolos para visibilizar la realidad de la salud mental en el contexto contemporáneo, especialmente a través de redes sociales y nuevos medios digitales. Este proceso culminó con la obra SO_GLAD_I_CAN_FINALLY_SAY_I’M_SAD, una pieza audiovisual que reflexiona sobre la representación emocional en el entorno digital y la dificultad de mostrar la vulnerabilidad en un mundo mediado por la imagen.
Mi línea de trabajo se remonta también a la exposición Distopía (2018), donde mi visión inicial se centraba en el sujeto como ser productivo dentro de una sociedad con un ritmo artificial de producción. En esta muestra ya integré obras de corte feminista, como El juego de Charcot, en la que modifiqué digitalmente fotografías de mujeres pacientes diagnosticadas con “histeria” en el hospital de la Salpêtrière, reflexionando sobre el cuerpo femenino como objeto y sujeto de control social.
Durante el máster de educación, he impartido charlas sobre las nuevas tecnologías como herramientas didácticas, reflexionando sobre su papel en los procesos de enseñanza-aprendizaje y su influencia en la percepción de la realidad. Mi experiencia docente se ha desarrollado en prácticas en centros de primaria, secundaria y bachillerato, diseñando e implementando situaciones de aprendizaje vinculadas a la educación artística. Además, he ejercido como profesora de óleo en la Escuela de Artes y Oficios Adelardo Covarsí de Badajoz, acompañando procesos pictóricos con una mirada crítica y sensible hacia la práctica contemporánea.

Como mediadora cultural en el Museo Helga de Alvear, he trabajado en la creación de puentes entre el arte contemporáneo y el público, integrando la accesibilidad y la comunicación creativa como ejes fundamentales de mi práctica profesional.
Mi investigación artística se articula en torno al cuerpo de la mujer y las imposiciones culturales, tanto estéticas como de comportamiento, intensificadas en la era digital. En la serie Ellas, retrato a mujeres que han sido esenciales en mi recorrido personal y profesional, reconociendo su influencia en mi identidad y en la construcción de mi mirada artística.
La obra Ataraxia Contemporánea (2024), presentada en la exposición colectiva A corajem pela defesa da paz en Elvas y posteriormente en el Salón de Otoño de Artistas de Badajoz, reflexiona sobre la tristeza como un espacio íntimo y necesario en un contexto de sobreexposición emocional. Fue publicada en la revista Neura de arte y creación joven de la Red de Universidades Humanísticas y Creativas (RUHC), abordando su proceso conceptual y visual en torno a las emociones en la era digital:
"En un mundo donde nos hemos acostumbrado a compartir solo la felicidad en redes, escondemos nuestra tristeza como si no tuviéramos derecho a mostrarla. Ataraxia Contemporánea aborda las paradojas de la tristeza en la era digital, donde permitirnos sentir puede convertirse, paradójicamente, en un acto de paz interior."
Mi serie más reciente, Se puede echar de menos algo que nunca se tuvo, profundiza en la experiencia de la endometriosis, el duelo de la maternidad y la presión social sobre el cuerpo femenino como sujeto productivo. A través de esta obra, reflexiono sobre las expectativas impuestas a las mujeres —ser hija, madre, hermana, trabajadora, compañera— y la carga emocional que implica sostener múltiples roles en una sociedad que invisibiliza la vulnerabilidad.
Mi trabajo parte de lo cotidiano, lo íntimo y lo simbólico, buscando abrir espacios de diálogo entre arte, educación y comunidad, donde el cuerpo y la emoción se convierten en territorios de reflexión y resistencia.
Os dejamos algunas de sus obras, si queréis ver más de Amelia podéis seguirla en su instagram
San Sebastián (2025) (De la serie "Se puede echar de menos algo que nunca se tuvo")
86 x 45 x 24 cm
Maniquí intervenido a través de técnicas mixtas.
El cuerpo aparece aquí como territorio de dolor, sufrimiento y silencio.
En San Sebastián, el mártir se reinterpreta desde una mirada contemporánea y femenina: no como símbolo de sacrificio espiritual, sino como cuerpo que resiste la violencia cotidiana del dolor físico y la enfermedad.
El maniquí intervenido evoca la experiencia de la endometriosis y el peso de las expectativas que recaen sobre el cuerpo femenino. Las marcas visibles no son sólo huellas del sufrimiento, sino también afirmaciones de existencia: el dolor se vuelve lenguaje, testimonio, presencia.
Esta pieza habita el límite entre la belleza y la herida. El cuerpo se convierte en un espacio donde la vulnerabilidad no se esconde, sino que se revela como una forma de resistencia y verdad.


El juego de Charcot (2018) (De la serie "Distopía")
120 x 31,5cm
Fotografía sobre acetato impreso y papel luminoso
En esta obra se revisan los archivos fotográficos del hospital psiquiátrico de La Salpêtrière, donde, bajo la mirada médica de finales del siglo XIX, los cuerpos de mujeres diagnosticadas con “histeria” fueron convertidos en espectáculo, evidencia y mito.
La obra reconstruye esas imágenes desde el presente, apropiándose de la puesta en escena y devolviendo la agencia al cuerpo representado. La histeria deja de ser un síntoma para convertirse en un gesto de resistencia; un grito contenido que atraviesa el tiempo y expone las raíces culturales del control sobre lo femenino.
El blanco y negro, el cuerpo cubierto y el silencio fotográfico evocan tanto la violencia de la observación científica como la fragilidad del deseo de ser comprendida.
Matriz I (2025) (De la serie "Se puede echar de menos algo que nunca se tuvo").
73x60cm Técnica mixta sobre lienzo.
Matriz I es una cartografía visceral. El cuerpo se despliega sobre la superficie como un territorio que intenta explicarse a sí mismo. La pieza parte del dibujo del aparato reproductor femenino, pero lo transforma en un gesto pictórico cargado de tensión, donde la carne se mezcla con el texto, el trazo con la palabra, el dolor con el lenguaje.
El fondo, construido con prospectos del tratamiento anticonceptivo con el que actualmente se trata la enfermedad, alude a la necesidad de nombrar el dolor, de mostrar los efectos a los que se somete el cuerpo femenino debido a la falta de investigación en la enfermedad.
Matriz I es, a la vez, denuncia y afirmación. El cuerpo aparece fragmentado pero no derrotado: es el lugar donde la vulnerabilidad se vuelve conocimiento y la pérdida se convierte en resistencia.


Ataraxia Contemporánea (2024)
100x81cm
Técnica mixta sobre lienzo
Cesión de Félix Retamar de Lima.
En un mundo donde nos hemos acostumbrado a compartir solo la felicidad en redes, escondemos nuestra tristeza como si se tratara de un sentimiento que no tenemos derecho a tener ni a compartir por miedo a contagiarlo. Constantemente me pregunto ¿Es la tristeza un nuevo espacio íntimo para el individuo?
Si fuera así la tristeza se habría consagrado en una parte imprescindible del ser humano, uno de los sentimientos más necesarios y profundos del ser, el cuál, habiéndose convertido en privado evitamos de forma continua.
En un contexto de sobreexposición afectiva a través de las redes, de continua vigilancia y autocensura de la tristeza, la tranquilidad puede llegar, paradójicamente, a través de espacios dónde la misma pueda fluir de manera natural.
Ataraxia Contemporánea muestra las paradojas de la tristeza en la era Digital, donde el rehuir de las emociones naturales genera una disonancia cognitiva en los individuos, donde el permitirnos estar tristes puede convertirse en nuestra paz.

Proyecto financiado por la Diputación de Badajoz.




